01 mayo 2006

"Pretty (wo)man"

Estas cosas sólo me pueden pasar a mi. Obvio, si no, no las escribiría aquí. También yo...

De compras (uno tiene que subsistir de alguna forma) en un centro comercial.
Me falta una única cosa que comprar: protección labial para que no se me corten los labios.
Voy a una tiendecilla y le pregunto qué tipos tiene.
"Uno que te pone los labios rosas (uno ya es payaso sin que sea iniciativa propia, mejor no), uno que es para esquiar (¿En Madrid? Jaja) y este que es el normal". Pues este, que uno, dentro de lo que cabe, se considera bastante normal, absurda o surrealistamente normal, dependiendo de los casos, pero del montón. Hay que vivir con ello...

Opto por el normal. Lo pago y la dependienta me dice que de regalo tengo una camiseta.
"GENIAL", pienso.

Y me pone encima del mostrador una bolsita del tamaño de medio folio de un color fucsia pasión.

Tardo un poco en reaccionar, (debido a que mis ojos tardan un poco en acostumbrarse a semejante luz) tiempo que le doy a la dependienta para que me diga:
- Bueno, también está en naranja.

Y un segundo después, tengo delante de mí otra minibolsita de un color naranja chillón.

Buf, en qué aprietos me pone esta mujer, ¿eh? (ironía)

Y yo me sigo preguntando, ¿Cómo puede caber una camiseta dentro de eso tan pequeño?.

Y ante mi cara de dudas (que, desde luego, nada tiene que ver con cuál de las dos camisetas quiero llevarme), la dependienta decide por mi, coge una bolsa de tamaño normal e introduce mi barra de protección labial, la bolsita con la camiseta (aún tengo mis dudas) de color fucsia y la bolsita con la camiseta (que no, que no puede ser) de color naranja.

Y me voy con una cara de incredulidad atroz y pensando "Si alguien del barrio me ve con esto en la mano, me pegan fijo", pero decidido a saber cómo son esas camisetas y cómo rayos cabe una camiseta ahí.

Llego a casa, dejo el resto de las bolsas y me voy a mi cuarto con mi bolsa de la perfumería. Dejo a un lado el protector labial y abro rápidamente las dos mini bolsas con las camisetas...

Enseguida entendí qué tipo de camisetas eran y cómo cabían allí dentro.

¿El resultado? Unas líneas más abajo.

NOTA DE ADVERTENCIA: Ojito con reirse demasiado.

Tengan en cuenta, por favor, que uno tiene su orgullo, en algún sitio de la habitación, pero lo tiene. Por cierto, que hace mucho que no lo veo, será que hace mucho que no ordeno el cuarto...

















Nos leemos en el siguiente,

Elliot.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que conste que no me he reído porque se ve cada cosa más insignificante en los escaparates que te da por pensa si de verdad tapan algo...