Espero que todo salga bien, pues nos deja los apuntes y el libro y esos exámenes me dan miedo.
Además, ahora estoy en otra casa, por lo que ya no puedo ir tranquilamente andando a clase. No sé cómo funciona esto de los autobuses a primera hora de la mañana, pero seguro que habrá mucha gente que va a trabajar, así que...
Me pongo el despertador (y el despertador del móvil, for if the flies) a las siete de la mañana.
Suena cuando creo que sólo han pasado dos minutos desde que apagué la luz, pero me levanto.
Me arreglo y desayuno.
Cojo la mochila y me voy, casi corriendo, hacia la parada del autobús. Odio que todavía estén las farolas encendidas, pero ante el temor de no llegar al examen, todo eso me da igual.
Ayer soñé que no llegaba a un examen y pasé todo el domingo pensando que era lunes, así que prefiero estar ya en la parada.
Nada más llegar a la marquesina, llega el autobús, me subo y me siento. Veo con cierto resquemor que en el reloj del bus pone que son las 07:48. Quién me iba a decir a mi que podría hacer tal acto de valentía, si yo hasta las nueve y media no suelo ser persona (bueno, quien dice persona...)
En fin, que veo para mi temprana desesperación que hay incluso menos coches que una tarde normal, por lo que llego a la universidad a las 08:07.
¿Y qué narices hago yo, en plena noche, una hora en la universidad, donde incluso hasta la cafetería está cerrada? Lo dicho:
¡¡¡NO VUELVO A MADRUGAR!!!
Nos leemos en el siguiente,
Elliot.
PS: Espero, por lo menos, que el examen lo haya aprobado...