20 mayo 2008

FELICIDADES!!

Antes de que se acabe el día, le he dejado a Laura que escribiera lo que quisiera en mi diario.
Para algo es mi amiga y para algo hoy es su cumpleaños!!!!! Ahí os dejo con ella.





Jo, qué emoción. Acabo de cumplir 25 años y no sé muy bien qué decir.


Ha sido un día estupendo, así que sólo me queda agradeceros a todos que os acordarais de mi.


Gracias por la bolsa de libros y sugus que crece por las noches, por las letras que salen de la pantalla de ordenador y crean la palabra "Felicidades", gracias por Pocoyó, por la bola de cristal de chu uan chu, por los mensajes al móvil, por los mensajes al mail, por las llamadas, por la tarta de chocolate con cuatro velas (una, que tiene espíritu joven), por Quadrophenia con descuento y por todos los que, aunque no os hayais acordado, seguís estando donde vaya.


SOIS LOS MEJORES!!!!!!!!!!!!!!!


lml





Y ya está, que ahora me toca a mi anunciaros que...





PRÓXIMAMENTE, EN SUS MEJORES PANTALLAS:





ELLIOT EN INGLATERRA!!!!!!!!



No se lo pierdan...

Nos leemos en el siguiente,

Elliot.

08 mayo 2008

Entrar a por lana y salir... vacunado

Llevo unos días con un catarro patrocinado por cambios de temperatura ACME. Y no he estado muy muy mal hasta el miércoles pasado, día que me subió la fiebre y casi no podía respirar. Es tan bonita la primavera cuando la juntas con enfriamiento...

Así que me fui al médico (así que imaginen cómo debía estar).

Esperé un rato hasta que me atendió una señora muy amable que no me recetó nada, pero que asentía todas mis palabras. Uno es débil y se deja llevar por la gente que parece que te escucha.

Le pedí unas pastillas para la alergia y me las dio. Que haya perdido la receta merece otra página del diario, así que no viene al caso que tratamos.

Cuando ya me estaba levantando de la silla (IKEA de color rojo) me pregunta:

Doctora amable:
- Por cierto (volando), ¿cuántos años tienes?


Elliot:
- Ehhh, #@¡{] años. (coqueto que es uno)


Doctora amable:
- Perfecto!


Elliot:
- Eh??


Doctora amable:
- Sí, porque seguro que te pusieron la vacuna del tétanos hace diez años o así y ahora estamos en plena campaña de vacunación. Así que te tocará el recordatorio de los diez años.


Elliot:
- Eh???


Doctora (que empezaba a no parecerme tan) amable:
- Sí, la vacuna del tétanos se pone a tal edad y cada diez años hay que ponerse otra que se llama recordatorio, porque la cepa y tu cuerpo han cambiado.


Elliot:
- Eh?? (sí, no tenía otra respuesta, pero qué quieren: con alergia, enfriado, con fiebre, en el médico y una conversación sobre cepas (de vino?), vacunas, tétanos y recordatorios, con la memoria que yo tengo)


Doctora (que YA no era) amable:
- Venga, ahora cuando salgas, pides cita para la enfermera en un par de días y vienes que te pondremos la vacuna.


Elliot:
- Eh... (soy débil y no se me da muy bien decir que no), vale?


Doctora (todo lo contrario a) amable:
- Eso, y me traes el historial de tus vacunas a ver si te falta alguna más...


Elliot:
- Eh... no, yo creo que no me falta ninguna (traté de sonar convincente, pero...)


Doctora:
- Me traes el historial y lo miramos.


Elliot:
- Eh, vale.


Y salí de la consulta.

No me recetó nada, pero salí de allí sin fiebre, sin picor de ojos, sin toser y sin tapón en la nariz. Con lo único que salí fue con un papel que decía que me iban a vacunar el martes siguiente.


Martes siguiente:
Sí, ya me he vacunado. Pero tengo la misma sensación de cuando te tratan de vender algo y picas. No me aclaré muy bien por qué me tenía que vacunar, pero el recuerdo no se me olvidará en mucho tiempo. El dolor en el brazo me lo recuerda cada día y, sobre todo, cada noche, cuando intento tumbarme del lado izquierdo.


Si ya decía yo que no era buena idea ir al médico. Entras con un resfriado y sales con una vacuna. No sé qué pasará cuando entre con un dolor de espalda, ¿me estirparán las amígdalas?


Mejor no tentar a la suerte y curarnos lo que sea en casita con miel y limón.


Nos leemos en el siguiente,


Elliot.

03 mayo 2008

TENGO UN JERSEY AMARILLO...

Día casero, es decir, poner la lavadora, limpiar un poco la habitación, pensar qué comeremos la semana que viene, etc. Todas esas cosas que siempre hago en domingo porque no sé si tengo más tiempo o simplemente lo voy dejando pasar hasta que ya no se puede más.

En fin, que termina la lavadora y cojo la papelera para sacar la ropa y llevarla al tendedero.

Hasta ahí, todo de lo más rutinario. Un pantalón, una camiseta, otra camiseta, la parte de arriba de mi pijama amarillo, una toalla, otra camiseta, otro pantalón, la parte de arriba de mi pijama amarillo, calcetines y ya no saco más cosas porque no me caben en la papelera.

Mientras recorro los cinco metros que separan la lavadora del tendedero tengo la sensación de que algo que ha ocurrido en los últimos tres minutos está mal, pero no sé qué es. Así que sigo mi camino.

Abro el tendedero y comienzo a colgar la ropa. Camisetas en una parte, pantalones en el medio, toallas en los laterales, partes del pijama en la parte opuesta a las camisetas...

REWIND: ¿Partes del pijama? ¿Desde cuándo tengo yo dos partes de arriba del pijama amarillo?

Miro una: si, no hay duda, camiseta de manga larga amarilla con el cuello en pico. Entonces, ¿la otra cosa qué es?

Oh, oh, esto no tiene pinta de ser la parte de arriba del pijama amarillo, sino... un jersey amarillo.

¿Y qué?, se preguntarán. Pues no pasaría nada siempre y cuando YO tuviera un jersey amarillo, pero resulta que NO lo tengo. Lo único que tengo (o tenía) es un jersey BLANCO.

Saco el resto de la ropa por si lo he traspapelado o he metido algo de mi compañera de piso. Pero algo me da que ha habido un pequeño inconveniente... Y la razón me la da una bufanda naranja que saco hecha un higo.

Oh, my god! ¿En serio destiñen las bufandas? Pues eso parece, sí.

Termino de tender la ropa y, mirando melancólicamente a mi tristemente desaparecido jersey blanco me digo: Bueno, podría haber sido peor, habré perdido un jersey blanco, pero he ganado uno amarillo.

... QUE ES LO QUE SE LLEVA AHORA.

Nos leemos en el siguiente,

Elliot.