30 enero 2008

Pío, pío, Lope, Elliot miope

Martes. Diez de la noche (bueno, menos cuarto porque me dejaron salir un poco antes).

Salgo del edificio donde trabajo/hago prácticas/me explotan. La noche es oscura (si no lo fuera, es que sería de día) y no hay farolas. Está todo muy oscuro.

También hace frío y quiero llegar a casa pronto, así que bajo las cinco escaleras del edificio casi saltando y echo a correr.

En esas que me doy cuenta de que por el día hay unos postes y unas cosas que pusieron para que los coches no pasen ni aparquen. Así que mi sentido común supone que también estarán por la noche.

Pero, demasiado tarde. He esquivado el primer pivote de pura casualidad porque mis ojos son más lentos que mi sentido común. No podemos pedirle mucho, no es sentido arácnido, solo es común y corriente.

Así que logro darme cuenta del primer pivote, pero no de la bola blanca que no es una pelota, sino un trozo de mármol duro, durísimo, que destroza mi pie antes de que mi cuerpo caiga estrepitosamente hacia delante hasta chocar contra el suelo, que también está duro durísimo y que me destroza las rodillas.

Si no fuera porque está mal visto, (aunque como todo está oscuro nadie me vería) lloraría. ¿Qué narices? Lloro, o por lo menos, las lágrimas se asoman a mis ojos. Pero creo que ya es bastante ridículo estar tirado en el suelo delante del edificio al que voy a tener que volver dentro de unas horas, así que me recompongo y me levanto todo lo dignamente que puedo.

Ya tendré tiempo en casa de llorar como ahora mismo me está pidiendo el cuerpo.

Por lo menos, a esas horas ya no había nadie en los alrededores del edificio. Aunque la cámara de seguridad...




Nos leemos en el siguiente,

Elliot. (sniff)

29 enero 2008

Nada...

He estado de vacaciones en el sur. Tan al sur, tan al sur que un paso más y estaba en en otro continente.

Han sido tres días geniales.

Buen tiempo. No diré sol, porque, según nos contaron, todo el mes había estado despejadísimo y en cuanto llegamos nosotros, ZAS, nubes e incluso lluvia. Si es que no se puede salir con Laura a ningún lado...
Pero como a mi me encanta la lluvia, me dio igual, o quizá me dio igual porque estaba de vacaciones y me despertaba y me iba a dormir viendo el mar, y eso, no tiene precio.

Buena música, buenos amigos, estupendos paseos por donde se rodó una serie, parecer ser, muy famosa en este país: Verano azul y sobre todo un gran descubrimiento de la cultura gastronómica de este país: LAS TOSTADAS CON TOMATE RALLADO PARA DESAYUNAR.

Simplemente maravilloso.

Os dejo un par de fotos del viaje:

Desde la terraza del apartamento donde nos hemos alojado (Gracias, Israel!) Laura y yo. Bueno, no soy yo propiamente dicho, sino sólo una imagen de mi mismo, pero es que... alguien tenía que hacer la foto, ¿no?


Y esta... bueno, no hay mucho que comentar, salvo que... Ay, qué bien se está de vacaciones... Sobre todo ahora que me toca estudiar para los exámenes!!!

Y lo más sorprendente de todo es que no ha pasado nada. Mejor dicho: No me ha pasado nada raro. Absolutamente nada. Nada. Nada. Nada. Ada. Da. Lo repito porque aún no me hago a la idea. ¿Estaré perdiendo facultades?

Nos leemos en el siguiente,

Elliot.

20 enero 2008

Aunque el mono cambie de vehículo...

Estas navidades las he vuelto a pasar con Laura y su familia. Y como en el trabajo me han dado un aguinaldo, he decidido que no voy a ir en autobús. Voy a ir en tren, más concretamente, en AVE. (Nota mental: en este país llaman AVE a un vehículo que va por la tierra, preguntar a Laura cómo llaman a los que van por el aire)

En fin, que allá que voy con mi super maleta, que poco tiene que hacer para ser más grande que yo. (Ver foto más abajo y comprenderán)

Cómo todo esto es nuevo para mi, llego a la estación cerca de hora y media antes de que salga el tren, que nos conocemos. Y allí me siento durante casi 90 minutos a que llegue mi tren.

Estoy un poco emocionado, es mi primer viaje en tren, y se nota. Casi no han terminado de decir la puerta por la que se ha de acceder a mi tren y yo ya estoy esperando en la puerta.

Me pican el billete (como voy en AVE...) y bajo al andén. Miro unas diez veces que el que tengo delante es el tren que me lleva a casa de Laura y comienzo a buscar mi vagón. Es el número 12.

No soy preferente (mente antes de...) así que nos tocará caminar hasta el final del tren donde están los turistas, que queda mejor que decir "los pordioseros".

Y empiezo a contar: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 13, 14. CÓMO????????

Me he confundido, retrocedo y empiezo de nuevo: 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 13, 14.

NO PUEDE SER. Me están tomando el pelo, ¿no?

Vuelvo a retroceder, esta vez sólo un par de vagones, que aún se va el tren sin nosotros de tanto caminar arriba y abajo del andén: 9, 10, 11, 13.

Esto es una cámara oculta???????? PUES NO TIENE GRACIA. ME HAN VENDIDO UN BILLETE EN UN VAGÓN QUE NO EXISTE!!!!!!!!!!!

Dicen que el tren sale puntual. Pues bien, el reloj de la estación indica que quedan tres minutos para que se ponga en marcha y yo todavía estoy en el andén porque MI VAGÓN NO ESTÁ!!!

Entonces caigo (plof): ¿Será que mi vagón es como la estación 9 y 3/4 donde mi primo Harry coge el tren para ir a la Escuela? Definitivamente tiene que ser eso...
Hasta que un revisor acaba con toda la magia del momento y me pregunta en qué vagón estoy.

Le digo que en el 12 y me indica la puerta del número 11.

Le agradezco la indicación, pero se ha confundido. Que uno será tonto pero sabe que eso es un, un, un...

Y de pronto, se hizo la magia.

En el cartel donde antes ponía 11, ahora pone 12.

Es el andén 9 y 3/4 fijo.
Pero no, resulta que, por ahorrar (será porque van baratos los billetes) sólo hay un cartelito por cada dos vagones y he debido de pasar siempre cuando indicaba el número 11. Cosas de este planeta...

Bueno, el revisor me ayuda a subir la maleta justo cuando un pitido indica que nos marchamos a la de ya.

El problema: que he subido el último al tren. Obviamente el maletero está hasta arriba y las estanterías de dentro del vagón están demasiado altas para mi.



Me veo dejando la maleta en mitad del pasillo. Afortunadamente vuelve el revisor que todo lo sabe y me sube la maleta, me dice cuál es mi asiento y me regala unos cascos para ver la película.

Creo que voy a pedir un revisor para reyes...

Y creo que voy a utilizar más este transporte, aunque no llegues a ver ni la mitad de la película porque... LLEGAS ANTES A TU DESTINO.

Nos leemos,

Elliot.

16 enero 2008

¿No es eso que veo un elefante rosa?

Con la cantidad de cosas que se pueden hacer un domingo por la tarde, pongamos por caso leer cómics, escupir a la gente que pasa por la calle o contar las manchas que hay en el techo de mi habitación, me dispongo a utilizar un par de horas de mi vida haciendo algo que no me apetece absolutamente nada: Me toca limpiar el baño.

Pero ya que tengo que hacerlo, vamos a ello...

Ya he derramado medio bote de limpiabaños por la bañera y el lavabo y el limpiacristales ya está por todo el espejo.

Saco el estropajo y empiezo a frotar con fuerza. Va a quedar niquelado. Por lo menos que no se diga que no pongo empeño en que te puedas ver reflejado en el suelo de la bañera mientras te duchas... (sumamente importante por otro lado)

De pronto, un olor intenso me cierra los pulmones.

No puedo respirar y creo que me estoy poniendo azul.

¿Qué me está pasando?

Pasa, pues que soy tonto, que no se me ocurre otra cosa que encerrarme en un habitáculo de un metro cuadrado y abrir botes con lejía, amoniaco y demás productos nocivos para el organismo y para mi.

Oigo una voz a mi espalda. El grifo del lavabo me está hablando y los cuadraditos de la cortina se han puesto a fugar a tetris.
Es la señal que me indica que tengo que salir de ahí. Eso, y que mis pulmones están gritándome al oído que, o les doy aire, o se ponen de huelga indefinida.



Abro la puerta del baño y corro hacia mi habitación.
Laura me mira con cara de "A ver, Elliot, ¿qué has hecho esta vez?" y yo saco medio cuerpo por la ventana esperando que todo el aire de la ciudad, contaminado o no (para exquisiteces estamos ahora) se haya concentrado en mi ventana.

Poco a poco empiezo a notar que algo de oxígeno llega a mi cerebro. Tras unos minutos así, respirando toda la polución de la gran ciudad, que en estos momentos me está sabiendo a gloria, regreso al mundo de los vivos.

Vuelvo a la habitación, cierro la ventana, pero las paredes y los posters todavía se mueven a mi alrededor.

Me tumbo/derrumbo (detalles...) en la cama y me doy cuenta de que llevo un mareo tamaño familiar y que, si estuviera en otro sitio (pongamos un bar) y en otro momento (pongamos un sábado por la noche), fijo que alguien de mi entorno llamaba a una ambulancia y me ingresaban con un cuadro (con marco incluido) de coma etílico.

Me recupero y me dirijo de nuevo al baño a cerrar todos los productos de limpieza.
Me fijo en el limpiabaños, pues creo que es el causante de que lleve encima, sin beber, una tostada tan grande que aún oigo al grifo del lavabo reirse de mi.
Leo unas indicaciones, como la de "No dejar al alcance de los niños" (ejem...), pero al fin y al cabo no he salido tan mal parado:
En la etiqueta pone CON BIOALCOHOL. Algo bueno tendrá si se llama como los yogures que mejoran la flora intestinal (¿y la fauna?).
Llega a ser alcohol normal y no lo cuento...

Espero que la falta de oxígeno en mi cerebro no haya sido excesivamente larga y que no me haya vuelto más tonto de lo que ya era... que sólo acabamos de empezar el año!!!


Nos leemos en el siguiente,

Elliot.

Año Nuevo, Elliot Nuevo (mismo ridículo)

Queridos lectores:

Esta es una página de diario especial.

Hemos cambiado de año y yo también he cambiado.Atrás queda mi adolescencia (más o menos) y entro de lleno en... en... esa fase en la que no eres ni joven (salvo si tienes carné) ni eres adulto porque no tienes hipoteca (ni ganas de tenerla, ni dinero para tenerla)

Así que mi cuerpo también ha monoevolucionado.

He crecido, las hormonas han dejado de corretear (tanto) y creo que he adelgazado un poco.
Pero no se preocupen, las aventuras no decaerán.


De hecho, en este nuevo año, ya tengo dos o tres páginas más que verán próximamente.

Y eso que sólo estamos a 16 de Enero...

Espero comentarios de mi mutación.



Nos leemos en el siguiente,

Elliot.