07 diciembre 2009

En serio no hay otro sitio???

Breve, estúpido y absurdo:

Entro al baño en la universidad, me lavo las manos, me enjabono bien porque aquí hasta tiene un gel desinfectante por si le das la mano a alguien después de orinar y un cartelito que te indica cómo tienes que lavarte las manos para eliminar todos los microbios (que digo yo que es tontería porque después, con tus inmaculadas manos tienes que abrir la puerta, así que...).

Tras seguir las instrucciones (hay 10 puntos que debes seguir para una buena limpieza de bacterias, 10!!!) me quito los restos de jabón.


Voy a secarme las manos.

No hay toallitas, damn it!


Así que no me queda otra que utilizar el secador que nunca seca pero que te destroza las manos.

Lo pongo en marcha y...

PORQUÉ TIENEN QUE PONER EL SECAMANOS JUSTO ENCIMA DEL CUBO DONDE TODO EL MUNDO TIRA LAS TOALLITAS DE PAPEL!!!!!!!??????????????????

30 minutos más tarde he terminado de recoger tooooodas las toallitas que se han esparcido por el aire y logro salir del baño.

Laura me pregunta a la salida si me ha pasado algo.
Ya lo leerá, no le voy a dar la primicia oralmente que nunca tiene tanta gracia. Escrito siempre puedes releerlo una y otra vez hasta que la risa se agote a sí misma.

Nos leemos en el siguiente,

Elliot.

01 diciembre 2009

Llegaremos alguna vez a Estocolmo??? (1a parte)

Increíble lo que te puede pasar en menos de veinte minutos.

Tras nuestras horas en Londres viendo tiendas y haciendo fotos en los parques, nos llegaba la hora de coger nuestro avión para llegar a Estocolmo, nuestro objetivo principal.
El avión salía a las 6:30am, por lo que a las cinco ya estábamos desayunando en el aeropuerto: leche, zumo, galletas y muffins londinenses. Todo, por menos de lo que nos cuesta un paquete de pasta en Dinamarca.

Tan bien nos lo estábamos pasando que cuando miramos el reloj ya eran las seis en punto y, a qué hora cerraban las puertas? A las 6:05 am. Está bien, el aeropuerto de Århus es poco más grande que nuestra habitación, pero estamos en Londres y esto es muuuuuuuy grande.

Con los muffins sin comer y las cosas sin meter en la maleta emprendimos la carrera hacia la puerta de embarque. DÓNDE ESTÁ LA 32, LA PUERTA 32, POR FAVOR!!!

Un señor amable nos lo indica:
- Señor amable:
Veis ese tren de allí? Pues lo cogéis y os bajais en la última parada?

WHAT????????????????????????????????

Las interrogaciones aún están retumbando en los oídos del señor amable porque Laura ya ha cogido sus cosas y las mías y casi está adelantando al tren.

Nos montamos en el tren, Laura no para de mirar el reloj, tontería supina porque ya son las 6:05 pasadas y bien pasadas. Pero no pasa nada, como en las películas, nos dejarán pasar con las puertas cerrándose (nota mental: la vida NO es como las películas).

Primera parada y la gente sale a cámara lenta. A Laura le va a dar un ataque y su reloj se va a parar de tanto mirarlo. Laura, en serio, por mucho que mires el reloj el tiempo no va a pasar más lento, pasa cuando pasa, como los buses en España.

Segunda parada, salimos los primeros y todavía no estoy seguro de no haber empujado a todo el mundo para hacerlo. Da igual, Laura ya está por el primer tramo de escaleras mecánicas. Mecánicas? Más bien voladoras porque ya estamos en el segundo tramo (mis pies me gritan que pare, pero la inercia estocolmera me empuja y me empuja) y derrapamos en la esquina para comprobar, con alivio, que la gente continúa en la cola esperando para embarcar.

No sé qué hora es, pero creo que hemos ido tan rápido que puede que hayamos retrocedido en el tiempo.

Ya estamos en la cola y...


Nos leemos en el siguiente,
Elliot y Laura
PS: Lo que no logro entender es cómo nos ha pasado esto OTRA VEZ!! Porque desde el principio, hemos sufrido un déjà vú, como si esto ya nos hubiera pasado en otro aeropuerto, en otro país, pero misma tensión Y MISMO HUSO HORARIO. Será eso... (véase: O(h) Porto, mío (2a parte)