08 mayo 2008

Entrar a por lana y salir... vacunado

Llevo unos días con un catarro patrocinado por cambios de temperatura ACME. Y no he estado muy muy mal hasta el miércoles pasado, día que me subió la fiebre y casi no podía respirar. Es tan bonita la primavera cuando la juntas con enfriamiento...

Así que me fui al médico (así que imaginen cómo debía estar).

Esperé un rato hasta que me atendió una señora muy amable que no me recetó nada, pero que asentía todas mis palabras. Uno es débil y se deja llevar por la gente que parece que te escucha.

Le pedí unas pastillas para la alergia y me las dio. Que haya perdido la receta merece otra página del diario, así que no viene al caso que tratamos.

Cuando ya me estaba levantando de la silla (IKEA de color rojo) me pregunta:

Doctora amable:
- Por cierto (volando), ¿cuántos años tienes?


Elliot:
- Ehhh, #@¡{] años. (coqueto que es uno)


Doctora amable:
- Perfecto!


Elliot:
- Eh??


Doctora amable:
- Sí, porque seguro que te pusieron la vacuna del tétanos hace diez años o así y ahora estamos en plena campaña de vacunación. Así que te tocará el recordatorio de los diez años.


Elliot:
- Eh???


Doctora (que empezaba a no parecerme tan) amable:
- Sí, la vacuna del tétanos se pone a tal edad y cada diez años hay que ponerse otra que se llama recordatorio, porque la cepa y tu cuerpo han cambiado.


Elliot:
- Eh?? (sí, no tenía otra respuesta, pero qué quieren: con alergia, enfriado, con fiebre, en el médico y una conversación sobre cepas (de vino?), vacunas, tétanos y recordatorios, con la memoria que yo tengo)


Doctora (que YA no era) amable:
- Venga, ahora cuando salgas, pides cita para la enfermera en un par de días y vienes que te pondremos la vacuna.


Elliot:
- Eh... (soy débil y no se me da muy bien decir que no), vale?


Doctora (todo lo contrario a) amable:
- Eso, y me traes el historial de tus vacunas a ver si te falta alguna más...


Elliot:
- Eh... no, yo creo que no me falta ninguna (traté de sonar convincente, pero...)


Doctora:
- Me traes el historial y lo miramos.


Elliot:
- Eh, vale.


Y salí de la consulta.

No me recetó nada, pero salí de allí sin fiebre, sin picor de ojos, sin toser y sin tapón en la nariz. Con lo único que salí fue con un papel que decía que me iban a vacunar el martes siguiente.


Martes siguiente:
Sí, ya me he vacunado. Pero tengo la misma sensación de cuando te tratan de vender algo y picas. No me aclaré muy bien por qué me tenía que vacunar, pero el recuerdo no se me olvidará en mucho tiempo. El dolor en el brazo me lo recuerda cada día y, sobre todo, cada noche, cuando intento tumbarme del lado izquierdo.


Si ya decía yo que no era buena idea ir al médico. Entras con un resfriado y sales con una vacuna. No sé qué pasará cuando entre con un dolor de espalda, ¿me estirparán las amígdalas?


Mejor no tentar a la suerte y curarnos lo que sea en casita con miel y limón.


Nos leemos en el siguiente,


Elliot.

3 comentarios:

Mj dijo...

Juaajajajaja, Elliot, la foto-montaje-Psicosis+jeringilla es buenísima!!

Y bueno, ten en cuenta que aunque suframos, ponernos vacunas es imprescindible: la posibilidad de clavarnos un hierro oxidado es taaaan probable... (no sé si se nota el sarcasmo... es domingo y estoy espesa).

Bss, see u soon!

Laura Marta dijo...

Es que como dormimos en camas de fakires...
Como dicen, más vale prevenir que cuchara de palo y si no díselo a Laura tras pillar la varicela el año pasado...
Y ella sigue pensando que sí estaba vacunada... no sé yo si fiarme de esta del tétanos, porque el microbio cuando ataca...

Nos leemos/vemos, AHHHHHH!
Elliot.

Laura Marta dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.