Hace buena noche y por eso me voy andando hasta el tren (por eso y porque se me ha olvidado comprar billete y no llevo dinero suficiente encima).
En el camino, un tipo que parece un hooligan, pero con cara del amigo gracioso me pregunta:
- ¿Puedo hacerte una pregunta?
A lo que pienso, "ya serán dos cuando la hagas, pero en fin..."
El tipo se me acerca y me dice:
"Mira (mientras saca un DNI), es que yo soy de las islas Canarias (y yo de...) y me tengo que ir a Barcelona... (y yo a mi casa, sea ésta cual sea) Así que... (tanto punto suspensivo me desquicia) ¿NO te importaría darme 20 céntimos para el autobús?"
Y me quedo mirandolo un rato, hasta que despierto y le digo que no, que por no llevar, no llevo ni la hora (se me ha vuelto a parar el reloj y le cambié la pila la semana pasada, qué estafa)
y me voy...
Pero me pongo a pensar... (es lo que tiene aburrirse por el camino por falta de visión nocturna, y diurna, que uno sin gafas...) "¿20 céntimos?, ¿Dónde pensará éste que va con 20 céntimos, si las bolitas que venden los chinos en Sol ya cuestan dos euros (qué estafa las bolas esas, oigan)?"
Alma cántaro el canario (no de pájaro, aunque también un poquillo, sino de la isla) también, 20 céntimos, 20 céntimos...
Pero claro... si yo le hubiera dado 20 céntimos y el resto de la gente que había en sol sí se los ha dado... haciendo cuentas...
...
...
...
...
(y muchos más puntos suspensivos, para que se vea que pienso y sé hacer cuentas...)
Nos leemos en el siguiente,
Elliot.
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