20 junio 2006

"No matarás a la vecina del 5º" (ni a su perro)

Estimada vecina del 5º:

Mis más sinceros respetos, señora, no sólo por vivir 13 escaleras más alto que yo, con lo que debe suponer subirlos con pesadas bolsas de la compra, sino por lo que le ha tocado vivir (más bien con quien le ha tocado vivir)
Sepa usted que su marido fuma, a escondidas; es decir, con premeditación y alevosía y por la ventana. Pero en fin, creo que, compartiendo la cama, el hecho de que fume será uno de sus más leves problemas.
Ya se sabe que el amor es ciego y que nadie te obliga a casarte con un orangután (pobre, orangután claro), pero lo ha elegido usted así que, pida el libro de reclamaciones a quien corresponda...

Pero en fin, la razón principal de mi carta no es expresarle mi más sentido pésame por convivir con quien lo hace, para gustos los colores y para orangutanes... usted.
Sino para, en pos de una mejor convivencia en este edificio, orientarle sobre algunas prácticas suyas que, quizá no sean del todo correctas de cara a los vecinos, concretamente al suyo de abajo, yo.

En primer lugar, algo en lo que quizá no se ha fijado nunca. No todos tenemos estudios universitarios, pero voy a intentar orientarle en el bello arte de la Física. No sé alguna vez habrá hecho la prueba de dejar caer un objeto. Bueno, yo sí, y le puedo asegurar que cae, normalmente hacia abajo (salvo si es un globo y por la electricidad estática se te queda pegado a la camiseta) y si es de cristal se rompe haciéndose añicos (y tu madre te deja la cara así también, o con “d” --> “dañicos” [en aragonés original])
Y tras la explicación teórica pasemos ya a la práctica. Ya creo que ha entendido que lo que cae lo hace hacia abajo, así que, caso práctico:
Si usted, señora de 55 años, ama de casa pues es el orangután el que trae las bananas, y con un perro, sacude la alfombra donde el susodicho perro (mal) vive, pues comparte piso con un orangután, no lo olvidemos, por la ventana... Pregunta: ¿Dónde caen TODOS los malditos pelos y demás... “cosas”?
Respuesta acertada: EN MI VENTANA.
Y, como usted bien sabrá, pues es ama de casa, limpiar es algo que cansa y que, según qué sustancias, pueden ser del tipo nauseabundo o incluso nocivas para la salud. Así que, como hablando se entiende la gente, hágame un favor: DEJE DE SACUDIR LA ALFOMBRA DEL CHUCHO POR LA VENTANA, PORQUE ESTOY A PUNTO DE HACERME OTRO CHUCHO PARA MI CON LOS PELOS DEL SUYO.
Además, yo, que suelo hacer la colada de vez en cuando, suelo dejar la ropa tendida para que se seque. Sí, ya sé que es una estúpida costumbre, porque si llueve o hay humedad no se seca nunca, cosas de la Naturaleza.
Y sí, mi tendedor está justo debajo de la ventana donde usted sacude la alfombra de su perro.
Y como ya hemos aprendido la lección, pregunta: ¿Dónde se quedan los pelos de su chucho?
Repuesta: Pues sí, EN MI ROPA. Y como la ropa suele estar húmeda, no sólo no se van, sino que se quedan incrustados. Y le aseguro que no es muy agradable, ni oler a chucho todo el día, ni encontrarme los pelos en los bolsillos.
Pero no sólo caen hacia abajo, hacia mi ropa cuando está tendida, sino que, los pelos de los chuchos suelen pesar poco, por lo que corre la más mínima brisa (que no sé porqué se dice esto porque creo que nunca he visto “correr” al aire...) los pelos y demás sustancias viajan por todo el espacio y, como mi ventana es el lugar más próximo, suelen volar hacia ella con frenética pasión. Como consecuencia, si me ventana está abierta (como ocurre en el 99% de los casos, salvo si llueve u oigo que sacude usted la alfombra) TODOS los pelos y demás sustancias llegan hasta el interior de mi habitación. Obviamente se suelen posar en lo más cercano, pues los pelos no llevan motor incorporado y la brisa no suele durar eternamente. ¿Y qué tiene los pelos lo más cercano posible para posarse? Mi escritorio, donde últimamente pasaba el 80% del tiempo (estudiando o haciendo Sudokus, eso no es asunto suyo) y donde suele descansar mi ordenador.
Y de verdad, ni a mis libros ni a mis apuntes ni a las teclas de mi ordenador les he echado crecepelo para que juntos puedan hacer los disfraces de la tercera parte de “El planeta de los simios”, donde, de paso, recomiendo a su marido-orangután que se presente, Zirius estará encantado de tener un doble...

Para terminar, decirle una pequeña cosita más. Entiendo que, siendo mujer, necesite sentirse guapa de vez en cuando (tela) y para ello se emperifolle con sus más engalanadas ropas y sus más aparentes zapatos.
Eso está muy bien, pero una vez que llega usted a casa debe recordar que tiene vecinos cuyo techo es precisamente su suelo y que, lamentablemente, no tiene un grosor de más de 10 o 15 centímetros. Consecuentemente, si usted pisa con garbo (morena) llevando todavía los zapatos de tacón que ha llevado por emperifollarse, el sonido llega hasta abajo (como las cosas que caen) con un toque de eco que hace que los tacones parezcan el Séptimo de Caballería.
Así que, por lo que más quiera (y espero sea su perro), cuando llegue a casa, descálcese, por su bien ya que sus pies estarán más libres, sin dolores y con comodidad; y mis oídos estarán más libres, sin dolores y con comodidad. (E incluso puede que oiga lo que están poniendo en la tele)

Sin más, agradecerle la atención prestada y convidarle a que, si tiene alguna duda con respecto a lo citado anteriormente, póngase en contacto conmigo, pues le espera una ración de taconeo indiscriminado y una montaña de pelos de la que no podrá salir jamás.
Por cierto, la factura de la ropa que tuve que comprar porque la otra se iba sola debido a los pelos y las sustancias de su chucho, se la enviaré vía correo postal, ya que NI SIQUIERA TIENEN INTERNET (y mucho menos sin contraseña, claro)

Atentamente,

su sufrido vecino,

Elliot.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Querido Elliot
Te agradará saber que me uno solidariamente a tu causa, y que si hay que poner una demanda colectiva a lo Erin Brockovich (Ana llevaría el caso) pues que firmo la primera, porque aunque afortunadamente no encuentro pelo de perro en mi ropa, sí que oigo las uñas del animalito, que creo que hay más uña que perro, porque madre mía cómo rechina, y yo tampoco digo que le hagan la mano/pedicura (que supongo que para un perro viene a ser lo mismo), pero con recortárselas un poco vale.
Y, vecina del 5º, al final no hemos hecho el agujero tragahumos para ahogar a tu perro, pero eso no quiere decir que si tengo la ocasión me vengaré del chucho.
He dicho.

Laura Marta dijo...

Muchas gracias, Chunari, como ves, las condiciones de vida en mi cuartucho (mitad cuarto-mitad chucho) no son del todo agradables.
Y por supuesto, no descarto el tragahumos (es un decir) que desafíe la lógica y la Física y que llegue al piso de arriba. no es que tenga culpa el animal, es que los animales ds sus dueños, no tienen ni rastro de humanos. ¿Dejarías tú que tu chucho (llámese gato, también) se crucificara con cada paso que da, debido a sus descomunales uñas?
Claro que no, pero dicen que los perros se parecen a sus dueños, creo, sinceramente, que en esta ocasión, los dueños ya eran perros antes de tener al chucho...

Por una buena causa:
NECESITO OTRO PISO YA!!!!.org

Elliot.

Anónimo dijo...

Estimado Elliot: como tu(sufrida)compañera de piso (tómatelo como quieras) he de decirte que no sólo me uno a tu causa, y que estaría encantada de llevar a cabo la demanda (los íbamos a crujir), sino que además te expondré mi testimonio particular, porque como dicen "mal de muchos, consuelo de tontos".
Mi odisea vecinal comienza en el momento en que despierto, siempre forzosamente, ya sea por vuestras conversaciones matutinas en mi puerta, por las risas de Vero viendo Shin-Chan (cuando está, claro)o, y he aquí el problema, con el reggaeton enfermizo de la hija del orangután y de "la de los tacones". La niña en cuestión (lo de niña lo digo por decir algo, porque creo que tiene más años que su madre) no se contenta con "deleitarme" con ese sucedáneo de música (sí, sí, dale..muévete duro...) sino que me ofrece un concierto en directo, y además gratis. Sí, yo también me pregunto qué es lo que canta, porque las letras de estas canciones son...¿cómo decirlo?...¿indescriptibles?. Reggaetones aparte, en segundo y no menos importante lugar, debo decirte que creo que la "niña" se ha visto seriamente influenciada por el comportamiento marujil de su madre (la esposa del orangután). Me explico, imagíname en mi habitación (supongo que te costará entre tanto espacio,pero haz un esfuerzo)un viernes por la noche, intentado estudiar para un examen que tenía al día siguiente, sábado (como si no tuviera ya bastante condena...)y de repente, en medio del "silencio" y de mi "concentración" (ejem..)oigo a la cría "MAMÁ!!, HAS VISTO A LA MOSQUERA??". Bueno niña, yo creo que un viernes, a las algo de la noche (estaba estudiando...¿de verdad esperabas que mirase el reloj?x'D) es hora de salir a despejarte un rato con tus amigos, ya que a esa hora tienes la "mente" saturada, después de haber visto ya "el programa de Ana Rosa", "Aquí hay tomate" y "el diario de Patricia". Yo creo que era el momento de airearse, tanto no puede ser bueno, incluso para tí.
Y no creas que los amigos de la vecinita está incluidos en mi comentario de forma fortuita, no. Ahora me pongo con ellos, bueno, con ELLA en concreto. Sí, ella, la cursi de la risa estridente. Sí, la misma que viene de visita, se ríe y se oye en todo el "edificio" (o como se llame esto en lo que vivimos). Espero no cruzármela por la escalera nunca...por si acaso.
No me quiero ir sin decirte que, con motivo de tu comentario en mi space, en el que me pides que opine de Getafe (este, el pueblo en el que malvivimos), te diré que mi space es público, y que tengo muchas fotos en las que se me ve la cara perfectamente ¿de verdad piensas que voy a arriesgarme a escribir mi opinión sobre esta "ciudad"?. Me temo que me la reservaré para las paredes de nuestro (en realidad, de nuestros caseros,afortunadamente) "piso", ahí lo podrás ver sin problema alguno, que soy chunga, pero no tanto. Ahora me voy al sálón que estás hablando con Chunari y voy a ver qué decís. Besos. Ana

Anónimo dijo...

Yo de ser tú subiría y les cantarías las cuarenta educadamente. ¿Que no hacen caso? pues les hago la vida imposible (tocar timbres, dar con el palo de la escoba contra el techo...).

Y aún has aguantado tiempo con eso...