28 junio 2006

Necesito gafas

Con urgencia, desde luego.

Estoy llegando a casa.
En la plaza que hay justo al lado de mi cueva veo que se dirige hacia mí una persona que se parece muchísimo a una de mis compañeras de piso.
Obviamente, la miro un poco más detenidamente para no meter la pata, pero está hablando por teléfono y no levanta la cabeza.
Pero, no sé, quizá la ropa, quizá las gafas de sol, quizá la forma de caminar, me hacen convencerme de que es ella.
Sí, definitivamente. Es, digamos, Ana.

Por supuesto, hemos llegado a un estado de confianza que no puedo simplemente saludarla, así que me dispongo a hacerle un saludo al más puro estilo Elliot: estilo MANDRIL.
Como no tengo muchas cosas con las que darle el saludo, coloco mis manos en forma de boca de cocodrilo y empiezo a moverlas arriba y abajo poniendo cara de cocodrilo mientras tanto.
Ahora me doy cuenta de que no tengo ni idea de cómo es poner cara de cocodrilo, así que no sé qué cara le puse!!!!

Y cuando estamos a punto de chocarnos, me voy fijando en que no me mira de la forma que esperaba. No se pone a hacer el mandril como yo y eso me asusta un poco.

Hasta que me doy cuenta: NO ES ANA, pero vamos es que ni se le parece.
Así que intento disimular como puedo chocando mis manos como si aplaudiera y dejando de dar saltitos estúpidos en plan Heidi.

Sonrío para disimular y hago como que saludo a alguien detrás de esta chica que NO ES ANA. Para mi desgracia la chica que NO ES ANA se gira para verificar que detrás hay alguien, pero claro, es mentira, así que la chica que NO ES ANA, se agazapa un poco en su teléfono móvil y creo entender que le dice a su contertulio algo así como: "Aquí hay un estúpido que va caminando por la calle en plan cocodrilo, me voy de aquí antes de que me haga algo".

Giro la esquina, meto la llave, abro la puerta, subo las escaleras, abro la puerta del piso, atravieso el salón donde están mis compañeras, ANA ENTRE ELLAS, llego a mi cuartucho, cierro la puerta, me tiro en la cama y escondo la cabeza bajo la almohada.

NO SÉ SI REIRME O LLORAR.

Nos leemos en el siguiente, espero que ya con gafas,

Elliot.

PS: No es que me importe mucho hacer el ridículo (no tendría este diario si fuera así) pero en este caso... creo que ha superado todos mis límites.

No hay comentarios: