09 abril 2006

Debo de tener cara de delincuente...

La historia de ayer me recordó otra de las aventuras que me ocurrieron a mi dentro del bloque : "Soy un ser asocial" (pero lo llevo con gracia).
Esto que me pasó fue más un pequeño malentendido...

Metro, (cómo no), esa fuente inagotable de aventuras y risas. Lleno hasta la bandera (si la hubiera, claro, que nunca he entendido los refranes...).
En eso, un frenazo brusco y todos nos vamos hacia atrás. Un milímetro, no se crean, que estábamos como sardinas en lata, o, mejor dicho, como madrileños en metro...
Y de pronto, un movimiento raro y la mujer que tengo a mi izquierda que me empieza a mirar mal. Me escanea de arriba a abajo y se queda mirando fijamente a mis manos que sujetan mi mochila y caen estratégicamente puestas medio tapando... Bueno, tenía las manos donde las debía tener cuando sujetas algo por delante, y me refiero a la mochila!
Siguió mirando luego de arriba a abajo y como sólo sentía su mirada y no le veía la cara, pues pensé que estaría deleitándose de alguna manera conmigo. (¿Quieres algo, muñeca?).
Incluso elevé un poco mis hombros para que me viera más estilizado...
Inocente que soy yo también...
Cuando me giré para dedicarle una sonrisa seductora de las mías se me cayó la inocencia al suelo...
La cara de mala uva (uno es muy educado y no dice palabrotas) que tenía la mujer me hizo volver a bajar los hombros hasta el subsuelo, o más allá porque en el subsuelo ya estábamos.
Como no dejaba de mirarme comencé a ponerme nervioso. Giré la cabeza pero seguía mirando de reojo (¿con dos ojos: re-ojo?) de vez en cuando.
Cuando sentía que me miraba fijamente desviaba la mirada hacia el otro lado y para hacerme el despistado un poco, me puse la mano en el bolsillo derecho de la chamarra con aire ciertamente despreocupado y comencé a leer el periódico del hombre que tenía a mi derecha.
Y ahí fue el punto, la mujer comenzó a gritar: "HAS SIDO TU, ME HAS METIDO LA MANO EN EL BOLSO" "¿QUÉ ME HAS COGIDO?".
Y yo, entre atónito y asustado, la iré con ojos abiertos de par en par (lo dicho: dos ojos) preguntándole qué le pasaba. Me zarandeó ( un milímetro, porque seguimos estando en el metro como sardinas en lata o como... madrileños en metro, jeje) y me sacó la mano del bolsillo (¿Quieres algo, muñeca? 2ª parte. SÍ: DETENERTE) con cierta brusquedad.
Obviamente no sacó nada, salvo un pañuelo de papel a medio usar y un par de pipas que siempre llevo para cuando me entra el mono de los kikos (maíz).
Pero me volvió a preguntar si había cogido algo. Todo el mundo nos miraba. Obviamente II porque no hay muchos más lugares donde mirar...
Y cuando la cosa se iba a poner fea de verdad porque la vena del cuello de la mujer estaba ya muy gorda, el acompañante de la individua le para la mano que iba directamente a mi yugular (bueno, eso creo). Y sonriendo dice:
"Déjalo, que el que ha tocado el bolso soy yo, que el chico no ha hecho nada"
La mujer le responde con otra sonrisa embelesada y le da un golpe suave en el hombro en plan: ¡Ay, qué tonto eres!
Se gira después hacia mi y me dedica una mueca que no sé si es algo bueno o malo. Pero como yo no me quiero meter en líos por mi propia iniciativa, ya se encargan los demás de meterme sin yo desearlo, no digo nada y me giro con aire enfadado (ejem).
Esperaba una palabra de disculpa, que sonara tipo "Perdón" o algo parecido y esperando, esperando... Me pasé de parada.

En fin, cosas de madrileños en metro...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

¡¡Holetaaaasss!!

Me alegro que al fin te hicieras un blog para contar tus aventuras, Elliot :-). Que sepas que tienes en mí a una lectora habitual (excepto fines de semana, que no ejerzo tal profesión).

Muy divertida (y embarazosa) tu situación en la lata de sardinas XD

Besos!
Susi

Laura Marta dijo...

Me alegro de que seas una lectora habitual. y gracias por ser la primera en dejar aquí un comentario!
te lo agradezco.
Seguimos en contacto...
Elliot