13 julio 2006

Momento MUY surrealista 3

Lunes por la noche.
Salgo de ver una película con un amigo y decidimos cenar por las cercanías del cine, en una terraza. Estupendo plan.

Nos sentamos en una mesa de la cafetería Reyna (no suelo dar publicidad, pero sí mala publicidad, jeje). Cogemos la carta, decidimos y esperamos un rato.
Llega un camarero.
Conversación literal:
Elliot: Yo quiero un sandwich vegetal.

Camarero: abreserem no abresejem plancha.

Elliot: ... (miro a mi acompañante para ver si ha entendido algo, pero por su cara diría que se ha enterado incluso menos que yo, y ya es decir)

Camarero: ...

Elliot: ...

(momento tenso)

Y tres momentos tensos más tarde...

Camarero: ¿Algo para beber?

Mi acompañante y Elliot: Agua.

Bien, esperamos el agua.

Nos trae el agua.

Y con eso nos quedamos.

Durante una media hora de lo más absurda, estamos mi acompañante y yo con una mini botella de agua en las manos, bebiéndola (porque todavía sería más absurdo tener dos botellas de agua y ni siquiera abrirla, ¿no? y no era cuestión de superar la situación) y pensando si al final vamos a cenar allí o no.

Pasan los minutos y seguimos sin saber nada del camarero que parece no vernos ninguna de las veces que sale a atender a otras mesas. Estoy pensando que nos hemos vuelto invisibles y no nos hemos dado cuenta.

Y en esas deciden nuestras neuronas por nosotros, porque nosotros estamos demasiado bloqueados por la situación: "Vámonos de aquí, YA!"

Así que empezamos a pensar que, ya que no hemos cenado y tampoco nos han atendido porque parecemos invisibles, ¿por qué no irnos sin pagar?

Pero ya me sé lo que ocurre con el Maldito Murphy y seguro que nos volvemos visibles en el peor momento y nos pillan y acabamos corriendo Gran Vía abajo delante del camarero que no es camarero sino jeta (prima hermana de J) y terminamos la magnífica velada pasando la noche en una comisaría (me conozco)

Mi acompañante paga las botellitas de agua, que parecen oro porque es lo más caro de toda la carta (será... el camarero-jeta), y nos vamos de allí.

La noche acabó bien, cenamos, nos lo pasamos bien y, lo mejor de todo: tengo otro momento surrealista que añadir a mi colección!!!!

Nos leemos en el siguiente,

Elliot.

No hay comentarios: