22 agosto 2008

La bañera: esa trampa mortal

Esta mañana mientras leo el periódico en el baño, me percato de que algo se mueve en la bañera.
Un bichito pequeñín, pequeñín. Vale, de ese tamaño los bichos me encantan, así que decido seguirle la pista a ver dónde se dirige.

Tiene por delante toda una llanura blanca, pero intenta, con desesperación, subir por las paredes. No ha pasado mucho rato desde que me he duchado, así que las paredes todavía están húmedas, lo que hace que mi nuevo amigo "Bichitín" se resbale una y otra vez.

No parece tener un objetivo claro, la verdad es que tampoco tiene mucho donde elegir... o hacia una muerte segura con forma de grifo de ducha o hacia el aterrador bosque de los botes de champú, cremas y geles.

Me acerco un poco más para saber qué tipo de bicho es. Es de color azul petróleo (sí, es la primera vez que utilizo este color) y tiene unas alas diminutas en comparación con el cuerpo.
Intento verle los ojos, a ver si se asusta viéndome en 3-D.

Pero una toalla que usamos de alfombra del baño traicionera se desplaza y hace que me resbale, terminando yo mismo dentro de la bañera en una posición imposible y con el bicho que estaba inspeccionando a dos centímetros de mi cara.

Vale, no le veo la boca, pero juraría que le he oído reirse de mi.

Nos leemos en el siguiente,
Elliot.

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