06 agosto 2008

Esas pequeñas cosas que acabarán por conquistar el planeta

Llevo un mes saliendo a correr todos los días por la noche.
Me gusta esto de ponerme un poco en forma, aunque reconozco que los primeros dos días acabé mareado y con ganas de vomitar. Pero esas son otras historias que no vienen al caso.

Estaba yo ayer por la noche en mi carrera nocturna cuando me fijé que había dos señores señalando algo que había a escasos metros de donde yo estaba. En el momento que llegué a ellos me di cuenta de que lo que señalaban era una cucaracha gigante, roja y con alas. Una ricura, vamos.

Yo no sabía qué hacer, si irme hacia la izquierda o hacia la derecha, pues se movía muy rápida y no quería que se me subiera a la pierna. Consideré que si ese bicho abría la boca me arrancaba el fémur de un solo bocado... Así que me paré.

Y entonces, uno de los tipos que estaba señalando al animalillo (vamos a llevarnos bien, por si las moscas -o las cucarachas-) dice:

- Señor señalando tipo Colón:
' Písala tú, que llevas zapatillas'

Y como creí notar que ese "Tú" iba por mi, le contesté:

- Elliot:
'Sí, hombre, y entonces todas las demás vendrán a por mi a vengarse'

Los tipos empezaron a reir por el comentario, la cucharacha desapareció por una alcantarilla y yo les sonreí a los señores mientras reanudaba mi carrera antes de que se dieran cuenta de que no lo había dicho en broma...

Acabarán con nosotros, pero no voy a ser yo el que tire la primera piedra.


Nos leemos en el siguiente,
Elliot.

2 comentarios:

aikugur dijo...

Un relato ciertamente terrorífico... sobre todo la parte en que dices que últimamente sales a correr todas las noches... Si es que de la cordura a la locura sólo hay un paso...

Laura Marta dijo...

Ahora ya no estoy tan loco.
Ahora voy a correr por las mañanas, que no hace tanto calor, hay menos gente y estoy menos cansado.
Y esa linea entre cordura y locura la pasé hace ya mucho tiempo, querido Aikugur.
Menos mal que a veces está Laura para atarme al mundo. Bueno, a su mundo, que no sé qué es peor.

Nos leemos,
Elliot