Un taxi se para justo delante de mi.
SEGUNDO UNO:
El taxista sale, abre la puerta del maletero y después la de los clientes.
SEGUNDO DOS (ó segundo segundo):
Me quedo petrificado.
¿Eso va por mi?
¿Laura ha contratado un taxi para que me lleve a casa?
¿Me subo?
¿Y si luego me cobra?
Porque con lo que llevo en la mochila no llego ni a cerrar la puerta.
Pero es que está justo delante de mi!
¿Me subo?
Que alguien me responda a algo!!!!
SEGUNDO TRES:
Decidido, me subo.
Oye, se ha parado él solito, yo no lo he llamado, se han abierto las puertas y estoy a menos de un paso de meterme en el taxi.
Venga, allá que voy!
SEGUNDO CUATRO:
Un tipo trajeado pasa velozmente por mi lado, introduce la maleta en el portaequipajes y se mete en el taxi mientras dice "Al aeropuerto, rápido, por favor", como en las películas.
El taxi arranca delante de mis narices.
Y yo me quedo ahí parado, ya no soy importante, pero me queda la duda de si el tipo se metió porque yo no me atreví y se coló...
Dudo, pero no de una forma normal, no, sino de una forma importante, que para algo he sido alguien durante tres segundos.
Nos leemos en el siguiente,
Elliot.
Elliot.
PS: ¿Se han fijado en la cantidad de cosas que puedo pensar en un solo segundo? Hasta yo estoy sorprendido.
1 comentario:
Elliot te he puesto deberes en mi blog
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