10 abril 2008

El contenedor más lejano del mundo

Aún no nos conocemos el barrio nuevo. Y aunque empezamos a saber dónde están las tiendas y dónde los autobuses, todavía no hemos localizado ciertas cosas como, por ejemplo, los contenedores amarillos.

Así que, salgo de casa, rumbo al trabajo, con una bolsa llena de desperdicios de plásticos para reciclar.

Malo será, pienso, que de aquí al tren que tengo que coger, no me tope con ninguno, la calle es muy larga.

Diez minutos más tarde de ese pensamiento me veo sentado en el tren con una bolsa de plástico pegada a mi mano.

Bueno, malo será que donde tengo que coger el autobús no me encuentre con un contenedor amarillo...

Y aquí nos vemos de nuevo, en un asiento de autobús, con una bolsa de plástico llena de ídems, en mi mano derecha.

Estoy a escasos metros de la entrada del trabajo y pienso, no creo que dé muy buena impresión si entro a la oficina con la bolsa de plástico de plásticos en la mano. Pero, oh!, sorpresa, a un par de metros veo un contenedor de vidrio, junto a uno de papel, JUNTO A UNO DE PLÁSTICOS.
Buf, menos mal, pienso ya en mi silla del trabajo, aún volvería al punto de partida con la bolsa de plásticos en la mano...


Nos leemos en el siguiente,


Elliot.

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