04 noviembre 2006

Momento "Elliot" 1

Me levanto por la mañana (suele pasar) y me preparo para ir a la ducha.
Voy al armario y cojo la ropa que necesito.
Me ducho.
Vuelvo al cuarto y me arreglo un poco el pelo (es un decir), me pongo el pantalón y me voy a poner las zapatillas.
Las saco del armario (observación: son Geox, no Gays) y como aún estoy medio dormido (otro "es un decir" porque medio no corresponde con la realidad) veo algo extraño que no llego a descubrir del todo, la visión rayos X que tengo por las noches, por las mañanas son visión O, pero no "o" de "ola", sino cero de nada.
Parpadeo un par de veces para que mis ojos se centren en el objeto y de repente:

¡¡¡¡¡¡¡¡SUSTO!!!!!!!!!!

Lo que veía raro era que mis zapatillas tenían algo que se movía y voilà:
una negra, grande y curiosa cucaracha que se había aposentado en mi zapatilla izquierda como si fuera un okupa.
Y se preguntarán, ¿cómo ha llegado esa cucaracha a tu zapatilla Elliot?
Da igual que no se lo pregunten, pues ya está aquí uno para hablar solo.
Pero la respuesta vino pronto, pues la tenía enfrente de mis narices:
Lleva lloviendo unos días por esta ciudad y como no quiero llenar mi habitación de agua y barro suelo dejar las zapatillas en la ventana. Por allí se debió de colar mi nueva "amigüita" para instalarse en mi zapatilla izquierda, que siempre estaría más abrigada que en la intemperie. Pobre, qué mal lo deben pasar allá afuera, en la inmensidad de la ciudad húmeda y salvaje...

Así que ahí me ven, observando los movimientos de la cucaracha en mi zapatilla.
Cómo analiza cada escondrijo, duda antes de introducirse en la oscuridad y se paraliza frente al enemigo exterior.
Mi cara también era todo un poema, con mis ojos medio cerrados por el sueño y para que se concentraran mejor, todavía con la parte de arriba del pijama puesta, con el pelo alborotado (pues ya he dicho que arreglarme el pelo es un decir), con una zapatilla en la mano y con gesto de concentración absoluta.
Parecía un cuadro de, de, de... bueno, un cuadro.

Pero uno es tonto hasta cierto punto (que aún no he encontrado, por cierto) y no me marché de casa con zapatillas "made in cockroach", sino que, contrariamente a lo que están pensando algunos de los que leen este diario, la cogí delicadamente con dos dedos y la llevé suavemente hasta depositarla en el alfeizar de mi ventana, mirando a la terraza.
Le dije "Adiós, compañera" y con la tristeza de quien ha conocido a alguien con quien compartir un detalle, por pequeño que sea, como una zapatilla, me calcé (no sin antes revisar que no hubiera primos hermanos de mi "nueva querida amiga") y salí de mi habitación rumbo a lugares inhóspitos y crueles llamados "metros" y "calles transitadas".
Snif, cómo me identifiqué esa mañana con mi amiga. Llovía, yo no llevaba paraguas (qué raro) y me sentí tan cucaracha vagando por las calles de la gran ciudad entre tanta gente extraña...
"La cucaracha en la zapatilla" by Elliot Van Gogh.
Nos leemos en el siguiente.
Elliot.

PS: cuando he ido a buscar una imagen de cucaracha, no he debido borrar bien y se ha quedado la mitad de la otra palabra “zapatilla”, así que google ha estado buscando durante un rato algo como una “zapatillaracha”. Creo que ese es el nombre que le voy a poner a mi nueva amiga: Zapatillaracha. Ojalá vuelva por aquí...

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Espero que no te traigas a tu amiguita cuando nos hagas esa visita que has prometido hacer y que como no cumplas ya puedes ir despidiéndote de la vida.
Nos vemos... o no. Tú decides (y no es una amenaza, eh?)

Laura Marta dijo...

Cuando voy o no contestais (porque decís que no funciona el portero automático) o contestais pero no sabeis quién soy (y eso que no digo "soy Puk") y me quedo un rato bajo la lluvia pensando en si me he confundido; hasta que oigo gritar a Verona: "ANA, LLÉVATE EL PARAGUAS QUE SÍ QUE LLUEVE" Y entonces me asalta la duda:
Si he llamado al piso correcto y no me habeis abierto (por segunda vez)...¿realmente queréis que vaya?
Mosqueo!!!!

Elliot.