10 noviembre 2009

Stockholm HERE WE GO!!!!! (1a parte)

Nos vamos a Londres!!!!!!

Bueno, en realidad, nos vamos a Estocolmo, pero en una de estas divertidas y estrambóticas cosas que tienen las compañías de bajo coste, resulta que sale más barato viajar de Århus a Estocolmo vía Londres. Para los no iniciados en geografía es ir una hora y cuarto en avión hacia la izquierda para luego viajar dos horas hacia la derecha.

Ambos sabemos que no tiene sentido pero, nos da la oportunidad de visitar Londres por segunda vez (quién nos lo iba a decir).

Salíamos a las cinco de la mañana, no porque quisiéramos, obviamente, sino porque el avión a Londres era a las diez cincuenta y no queríamos llegar tarde.

Todo estaba controlado hasta el último minuto. Todo? Por supuesto que no, que estamos hablando de Elliot y Laura viajando!

En realidad el tema de autobuses sí estaba controlado, pero el problema siempre somos nosotros así que... qué pasa cuando el autobús que pillas tiene cuatro paradas en una plaza? Que siempre te bajas en la que no es. Y siempre vas a mirar cuál es la parada correcta empezando por la más alejada.
Pero claro, esto no lo sabes hasta que das la vuelta a tooooda la plaza mirando cada dos segundos el reloj y comprobando con el otro ojo por si vemos el autobús que debemos tomar.

Así que ahí estamos, a las cinco de la mañana, con un frío estupendo y con esa lluvia fina que se cala en los huesos, buscando desesperados la parada del bus 123, dando la vuelta al ruedo, como los toreros, pero sin el traje ni las luces.
Y ya cuando nuestras esperanzas de encontrar la parada (y con ello tomar el bus correcto, que nos lleve al otro autobús que debemos coger para llegar al aeropuerto y subir al avión que nos llevará a Estocolmo, digo Londres y luego Estocolmo, antes de las diez cincuenta de la mañana) nos dirigimos a la única parada que nos queda por revisar. Y, tachán, es la nuestra.

Laura mira desesperada el horario y me dice, con una lágrima escapándose de sus ojos, que el bus se ha ido hace dos minutos y que el próximo pasa en una hora.
Me siento en la acera, ya ni siento la lluvia colándose por mi abrigo, vaya viaje más corto. Podemos volver andando a casa desde aquí, pero no me apetece mover ni un músculo.
Laura se sienta a mi lado, igual que yo, pasa de la lluvia, creo que no sabe siquiera que está lloviendo.

Entonces, un chico con una maleta enorme nos pregunta si tenemos que coger el 123. Le respondo que sí (Laura se está imaginando cómo es Estocolmo, por aquello de no darse cuenta de que no va a visitarlo de verdad) y el tipo me responde: "Ah, tranquilos, yo también lo estoy esperando y llega tarde, todavía no ha pasado el de las 513"

Laura despierta de su pesadilla y yo he vuelto a recordar que la lluvia moja y que la comida que llevo en la mochila debe estar nadando.

Nos levantamos de un salto y confiamos en que el tipo de la maleta enorme tenga razón. Y, por una vez, Laura también confía. Y por una vez, la persona no nos ha mentido: LLEGA EL 123!!!!!

Nos montamos, dejamos las mochilas en unos asientos y nos vamos a celebrarlo al final del autobús donde hay sitios vacíos (son las 5 de la mañana, todo el bus va vacío!!) con una gran siesta que esperemos termine cuando el autobusero nos diga que es la última parada, que debemos bajarnos para coger el autobús 212 que nos llevará al aeropuerto para subirnos al avión que nos llevará a Estocolmo, digo Londres y luego Estocolmo, antes de las diez cincuenta de la mañana.

Ale, ya tenemos anécdota para todo el viaje.



Nos leemos en el siguiente,
Elliot y Laura

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